
Santuario de Nuestra Señora de los Santos
Alcalá de los Gazules

A apenas cinco kilómetros del casco urbano de Alcalá de los Gazules (Cádiz), un remanso espiritual cargado de historia y leyenda: el Santuario de Nuestra Señora de los Santos. Más que un simple punto de peregrinación, es un testigo vivo del pasado de la localidad, un cruce entre la historia bélica medieval, la fe y la arquitectura barroca.
Ecos de batalla y devoción
El origen de esta ermita se remonta, según la tradición, a los días oscuros de la Reconquista. Se sitúa su génesis en torno a la Batalla de la Vega de Pagán (1339), previa a la decisiva Batalla del Salado (1340), en la que las tropas cristianas de Alfonso XI vencieron a los benimerines.
Cuenta la leyenda que, durante un campamento en esa zona, unos soldados divisaron un crucifijo colgando de un olivo. Maravillados por la aparición, levantaron allí una cruz del humilladero que quedó grabada con la inscripción "Sanctus, Sanctus, Sanctus" —un trisagio que dio nombre a la advocación mariana de la Virgen que más tarde descansaría en el templo.
Con el tiempo, ese modesto humilladero se transformó en santuario. Aunque hay debate sobre su origen exacto, se estima que ya existía una construcción desde el siglo XIV, aunque la forma que hoy se aprecia procede de sucesivas reformas, especialmente notables en los siglos XVII y XVIII.

Arquitectura, color y recogimiento
Arropado por el paisaje tranquilo de los alrededores de Alcalá, el santuario sorprende con su arquitectura humilde pero cargada de encanto. El edificio tiene planta rectangular, con un crucero simulado, cubierto por una bóveda de cañón, y en el presbiterio destaca una cúpula de media esfera.
El interior está profusamente decorado con pinturas murales de principios del siglo XVIII, recuperadas en una restauración reciente. Estas obras, realizadas al óleo y temple, habían quedado ocultas por capas de mortero y cal aplicadas posteriormente, pero el equipo de restauración logró devolver su color original con métodos delicados como escalpelo o bisturí.
Uno de los espacios más evocadores es el camarín de la Virgen, construido en 1769 por el maestro albañil Pedro José Iglesias. Su planta octogonal, rematada con una cúpula de media naranja, se decora con maderas pintadas, espejos y columnas pareadas, creando un efecto visual muy atractivo. Arriba, un "rompimiento de cielo" con una paloma representa lo divino.
Además, junto a la iglesia hay un patio colorido rodeado de dependencias de dos alturas: antiguamente, esos cuartos funcionaban como hospedería para peregrinos.

Imagen sagrada y exvotos
En el altar mayor descansa la venerada imagen de la Virgen de los Santos, figura articulada (de "candelero") con busto y manos de madera, mientras que su cuerpo se viste con telas. Esta talla ya existía en 1507, aunque probablemente fue modificada con el paso de los siglos.
A sus pies, el templo exhibe una de las colecciones más ricas de exvotos pictóricos de Andalucía: pinturas de agradecimiento a la Virgen que datan desde mediados del siglo XVIII hasta la actualidad.
Otro elemento notable es el templete de plata que custodia a la Virgen. Originalmente labrado en 1675, fue reconstruido en 1896 por el orfebre cordobés Rafael González Ripoll tras un robo que sufrió en 1894. La Virgen fue coronada canónicamente en 1994, en un momento relevante para la devoción local.

Tradición viva: romerías y comunidad
La ermita no es solo un monumento estático sino un espacio vivo que late con la fe de la comunidad. Cada año, los habitantes de Alcalá de los Gazules celebran una romería en honor a la Virgen de los Santos, principal evento religioso en torno al santuario.



