
Santuario de Nuestra Señora de la Luz
Tarifa

El Santuario de Nuestra Señora de la Luz, situado a apenas ocho kilómetros de la ciudad de Tarifa, es un lugar cargado de historia, devoción y naturaleza. Este templo no solo es centro de fe para los tarifeños, sino símbolo de un vínculo íntimo entre la Virgen y la identidad de la ciudad, tejido a lo largo de siglos.
Un origen entre leyenda y batalla
La tradición sitúa el origen del santuario en la mítica orden de Alfonso XI tras su victoria en la Batalla del Salado (1340). Cuenta la leyenda que el monarca clamó: "¡Señora, Luz, más luz!", pues veía cómo el día avanzaba y amenazaba la continuación de la contienda. Según la misma narración, la Virgen intervino, iluminando el campo de batalla y permitiendo a las tropas cristianas consolidar su victoria.
En agradecimiento, se mandó levantar un lugar de culto, aunque la construcción original no ha perdurado hasta nuestros días.

Evolución arquitectónica: entre destrucción y reconstrucción
Los documentos históricos indican que al menos desde el siglo XVI existía ya una ermita dedicada a la Virgen de la Luz. Su estructura actual, sin embargo, corresponde en gran parte al siglo XIX: el templo fue prácticamente arrasado durante la Guerra de la Independencia, cuando las tropas napoleónicas destruyeron el edificio original.
La reconstrucción del santuario respetó parte de su antigua planta, dando lugar a un edificio con planta de cruz latina: tres naves y una capilla mayor. También se añadieron dependencias para la hermandad, un patio y pequeñas viviendas para los caseros.
Más allá del ámbito espiritual, el santuario ofrece un respiro entre naturaleza: se encuentra dentro del Parque Natural de Los Alcornocales, lo que le confiere un carácter de retiro y contemplación. Su arquitectura blanca, con detalles que recuerdan a un típico cortijo andaluz, dialoga con el paisaje, aportando armonía al entorno.

La imagen venerada
En el interior descansa la talla de la Virgen de la Luz, policromada, que data de finales del siglo XVI o los inicios del XVII.
A lo largo de los siglos, la Virgen de la Luz ha sido invocada en momentos críticos por la población de Tarifa. La tradición atribuye su intercesión durante la época de peste de 1649 y más adelante en la epidemia de cólera de 1854. También se la ha pedido por lluvia en años de sequía, y cuenta la historia popular que sus plegarias surtieron efecto, devolviendo la fertilidad a los campos.
Más recientemente, en 2013 la imagen fue coronada canónicamente, un acto solemne que reforzó su posición como alcaldesa perpetua de la ciudad y símbolo de unidad para la comunidad tarifeña.

Tradición vivida: romería y devoción popular
La festividad en honor a la Virgen de la Luz se celebra en los primeros días de septiembre. El traslado (o "venida") desde el santuario hasta centro de Tarifa se ha convertido en un acto social y cultural de gran peso, más allá del ámbito religioso.
Cuando la Virgen regresa al santuario, normalmente el cuarto domingo de septiembre, los tarifeños protagonizan una romería de gran arraigo, símbolo de la profunda relación con su patrona.



