
Monumento a Guzmán El Bueno
Tarifa

En la Alameda de Tarifa, se alza uno de los símbolos más reconocibles de la ciudad: el monumento a Guzmán El Bueno, una obra que no solo embellece la plaza donde se erige, sino que también recuerda uno de los episodios más decisivos de la historia medieval española.
Un héroe entre la historia y la leyenda
Alonso Pérez de Guzmán, más conocido como Guzmán El Bueno, llegó a Tarifa en 1292 tras participar en su conquista al servicio de Sancho IV. Apenas un año después, en 1294, la villa fue sitiada por las tropas meriníes y por el infante Don Juan, hermano rebelde del rey, que intentó tomar la ciudad utilizando al hijo de Guzmán como rehén. La respuesta del noble fue tajante y ha quedado grabada en la memoria colectiva: arrojó su propio cuchillo desde la muralla y rechazó cualquier negociación, priorizando la defensa de Tarifa y su lealtad al monarca.
Este acto extremo, que combinaba honor, sacrificio y un sentido férreo de deber feudal, convirtió a Guzmán en un personaje casi mítico. Con el tiempo, su figura sería esencial para la Casa de Medina Sidonia y para la identidad histórica de Tarifa.

Un monumento con vocación de eternidad
El monumento actual, inaugurado en 1961, fue encargado para rendir homenaje permanente al héroe tarifeño. La escultura, obra del artista Mariano Benlliure (uno de los grandes nombres de la escultorica española de finales del XIX y principios del XX), presenta a Guzmán en actitud solemne, sosteniendo una llave en su mano derecha. Este elemento simboliza la defensa de Tarifa y la negativa a entregarla pese al chantaje que costaría la vida a su hijo.
El pedestal, de robusta factura pétrea, incluye relieves y materiales que evocan la estética monumentalista de la época, subrayando el significado épico del personaje. Ubicado estratégicamente en una plaza en la que confluyen el casco histórico y el tránsito hacia el castillo de Guzmán El Bueno, el monumento forma parte esencial del recorrido turístico por la ciudad.



