Vive la Historia en Castellar de la Frontera: una escapada con sabor auténtico

Vivir la Historia en Castellar de la Frontera: una escapada con sabor auténtico junto a la Ruta del Toro Cádiz.
REDACCIÓN/ Dormir entre los muros de una fortaleza medieval, despertar con vistas infinitas al Parque Natural de los Alcornocales y saborear la cocina más auténtica de la sierra gaditana. Todo eso —y mucho más— lo vivimos durante una escapada muy especial al Hotel Castillo de Castellar, de la red TUGASA, acompañados por el equipo de Ruta del Toro Cádiz, con quienes compartimos una experiencia inolvidable en este rincón mágico del sur de España.
Castellar Viejo: una villa detenida en el tiempo
Desde el mismo momento en que cruzamos la entrada de la villa amurallada de Castellar Viejo, supimos que estábamos ante un lugar único. Las callejuelas empedradas, las casas encaladas y las vistas sobre el embalse del Guadarranque nos dieron la bienvenida con una serenidad que sólo los pueblos con alma pueden ofrecer.
El Hotel Castillo, perfectamente integrado en la antigua fortaleza del siglo XIII, fue nuestro alojamiento durante esta visita. Nos hospedamos en sus habitaciones con vistas al parque natural: estancias decoradas con gusto, acogedoras, donde se respiraba historia y tranquilidad. El equipo de la Ruta del Toro también quedó encantado con el confort y el carácter del hotel, que combina autenticidad y todas las comodidades modernas.
Recorrer los pasillos del castillo, asomarse a las murallas o simplemente sentarse en una de las plazas del recinto fue una forma de reconectar con lo esencial. La amabilidad del personal y la paz que se respira en cada rincón hicieron de nuestra estancia una verdadera desconexión del mundo.


El Aljibe: sabores que cuentan historias
Uno de los grandes momentos del viaje fue, sin duda, la comida en el restaurante El Aljibe, ubicado en pleno corazón del recinto histórico. Todos coincidimos en que fue una auténtica celebración del sabor local.
Comenzamos compartiendo unas alcachofas confitadas con jamón ibérico, tiernas y sabrosas, seguidas de una exquisita tabla de embutidos de la zona. Como plato principal, nos decidimos mayoritariamente por el solomillo de venado con salsa de castañasal, perfectamente cocinado, con una salsa equilibrada que resaltaba el sabor de la carne, aún cuando algunos compañeros optaron por el estofado de jabalí o el atún rojo de almadraba, y todos terminamos con una sonrisa y el estómago lleno.
De postre, la tarta de queso con mermelada de higos fue el broche perfecto. Después, subimos a la terraza-jazz "La Barbacana", donde disfrutamos de un café al aire libre con vistas espectaculares. Sin exagerar, fue uno de esos momentos en los que uno se siente exactamente donde debe estar.


Naturaleza, historia y buena compañía
Más allá del descanso y la gastronomía, tuvimos tiempo para pasear por el entorno natural del Parque de los Alcornocales, donde el aire huele a tierra húmeda y el canto de las aves acompaña cada paso. El hotel organiza rutas, paseos a caballo... e incluso sesiones de relajación, todo pensado para conectar con el entorno.
Pero lo más valioso de esta escapada fue compartirla con el equipo de Ruta del Toro Cádiz. La complicidad del grupo, el buen ambiente y la pasión compartida por descubrir y promover lo mejor de nuestra tierra andaluza hicieron que cada momento fuese especial. Entre anécdotas, risas y paisajes, tejimos una experiencia que no solo fue turística, sino profundamente humana.


Una recomendación desde el corazón
Si estás buscando un destino con historia viva, buena mesa, naturaleza en estado puro y una atmósfera que invita a desconectar y disfrutar, Castellar de la Frontera es tu sitio. Y si además tienes la suerte de compartirlo con un buen grupo, como yo lo hice con la Ruta del Toro Cádiz, entonces la experiencia se multiplica.
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