
Iglesia de San Mateo
Tarifa

En el casco histórico de Tarifa, donde las calles estrechas aún conservan el eco medieval de la ciudad amurallada, encontramos la Iglesia de San Mateo, un templo cuya historia se entreteje con la propia identidad de la localidad. Para el visitante, es fácil dejarse llevar por el ritmo vivo de Tarifa (sus playas, su viento, su ambiente cosmopolita), pero basta cruzar el umbral de esta iglesia para descubrir un capítulo esencial del pasado tarifeño.
Un origen medieval sobre antiguas huellas
La tradición sitúa el origen del templo en el siglo XVI, levantado sobre una antigua mezquita tras la conquista cristiana. Sin embargo, diferentes estudios señalan que el espacio religioso existía ya desde los siglos XIII y XIV, coincidiendo con la consolidación de Tarifa como enclave estratégico frente a las costas africanas. Durante aquellos años turbulentos, la ciudad no sólo fue frontera física, sino también cultural, lo que explica que la arquitectura de San Mateo combine elementos tardogóticos, renacentistas y barrocos.
Una portada que cuenta batallas y esperanzas
Quizá el elemento más llamativo para quien se detiene frente a su fachada es la portada principal, una pieza magistral del barroco gaditano fechada en 1774. Es obra del maestro Miguel Sánchez, que logró un equilibrio perfecto entre el dramatismo barroco y la sobriedad propia de los templos fronterizos. El visitante atento reconocerá motivos decorativos que recuerdan la victoria de la fe —ángeles, roleos, ornamentos geométricos—, todos ellos tallados con una expresividad que parece desafiar al tiempo.
Esta portada sustituyó a la original, muy deteriorada por los continuos ataques y asedios que sufrieron las murallas a lo largo de los siglos. No en vano, Tarifa fue plaza militar clave, y su iglesia principal compartió el destino de la ciudad: la devoción convivía, no pocas veces, con el estruendo de la artillería.

Interior: un viaje entre estilos y siglos
El interior del templo revela una estructura gótica de tres naves separadas por pilares fasciculados y cubiertas de bóveda de crucería, un testimonio directo de su origen medieval. Posteriormente, entre los siglos XVII y XVIII, se añadieron altares laterales, retablos y capillas que reflejan la intensa religiosidad barroca de la época.
Destaca especialmente el retablo mayor, de estilo neoclásico y dedicado a San Mateo, patrón de la parroquia. Su traza luminosa y equilibrada contrasta con la exuberancia decorativa del resto del templo, lo que evidencia nuevamente la evolución histórica del edificio.

Un patrimonio vivo en pleno casco histórico
Hoy, la Iglesia de San Mateo no sólo es un monumento artístico; es un símbolo vivo del Tarifa más profundo, ese que va más allá del turismo estacional y se sostiene sobre siglos de historia. En su entorno inmediato, las murallas medievales y la Puerta de Jerez refuerzan la sensación de que el visitante camina por un enclave que fue, durante mucho tiempo, frontera y punto de encuentro entre civilizaciones.
La parroquia sigue siendo centro de actividad religiosa y cultural, y cada año recibe a miles de visitantes que buscan comprender mejor la riqueza patrimonial de la ciudad. Para los amantes de la historia, San Mateo es un recordatorio de cómo Tarifa ha sabido sobrevivir, adaptarse y brillar entre dos mares y dos mundos.



