
Iglesia de San Francisco La Victoria
Alcalá de los Gazules

En Alcalá de los Gazules, una joya arquitectónica cargada de espiritualidad y memoria: la Iglesia de San Francisco, más conocida por los habitantes como la Iglesia de la Victoria. Más que un templo, es el eco vivo de siglos de historia, fe y transformación social.
Un convento que dejó huella
Los orígenes del templo se remontan al siglo XVII, aunque la presencia de los frailes Mínimos en Alcalá de los Gazules se documenta ya desde mediados del XVI. Según la crónica de la Orden de San Francisco de Paula, se fundaron en la zona alrededor de 1550, aunque fue en 1682 cuando completaron la construcción del convento que hoy conocemos como "La Victoria".
El convento se estableció originalmente en la ermita de la Consolación, fuera del casco urbano, para trasladarse posteriormente a su ubicación actual, en la Plaza Alameda de la Cruz, más cerca del centro de la villa.
Un dato curioso: el II Duque de Alcalá, Fernando Enríquez de Ribera, aparece en los documentos fundacionales como benefactor, al destinar parte de sus rentas al sustento de la comunidad religiosa.

Arquitectura: belleza y sobriedad al unísono
La Iglesia de la Victoria está construida con una planta de cruz latina. Se compone de una sola nave, crucero y pequeñas capillas laterales, y su crucero culmina con una cúpula semiesférica, acompañada por bóvedas apuntadas.
El interior es sobrio pero elegante: pilastras con capiteles corintios, y una decoración que mezcla el barroco con influencias posteriores. La cúpula está decorada con frescos de motivos florales, en cuyo centro figura el lema franciscano de la "Caridad".

Devoción y arte: imágenes que trascienden el altar
En el altar mayor, presidido por la Virgen de la Victoria, se esconde un detalle llamativo: la imagen de la Virgen puede moverse para revelar un espléndido sol dorado detrás de ella, símbolo de gloria y triunfo. Esta talla de la Virgen data del siglo XVIII y se atribuye al escultor Francisco Camacho de Mendoza, lo que la convierte en una pieza muy valiosa, tanto artística como espiritual.
Muy cerca, en la capilla del Sagrario, reposa la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno, obra del escultor José Montes de Oca. Esta imagen cobra vida cada Jueves Santo, cuando sale en procesión por las calles de la villa alcalaína, evocando siglos de devoción.

Ciclos de abandono y renovación
Como muchos conventos en España, el de los Mínimos no estuvo exento de vaivenes históricos. Con la desamortización de 1836, el convento fue cerrado. La iglesia, eso sí, sobrevivió y se convirtió en auxiliar de la parroquia de San Jorge de la localidad.
Sin embargo, su estado decayó con el paso del tiempo, y en torno a 1884 el templo volvió a cerrar por ruina. No fue hasta el 1 de enero de 1912 cuando se reabrió tras una restauración, adoptando el nombre formal de Iglesia de San Francisco de Paula, aunque para los lugareños seguía siendo "La Victoria".
En tiempos más recientes, la iglesia ha vuelto a despertarse para la conservación patrimonial.
Entre lo local y lo universal
Aunque pequeña en tamaño, la iglesia representa un puente entre la tradición local de Alcalá de los Gazules y la historia más amplia de las órdenes religiosas en Andalucía. Su origen con los frailes Mínimos, su arquitectura barroca, sus imágenes procesionales y su capacidad de renacer tras el abandono muestran cómo el patrimonio religioso puede convertirse en un símbolo de identidad comunitaria.
Además, para el visitante, es un punto clave para entender la trayectoria arquitectónica y espiritual de la villa: desde sus orígenes fronterizos hasta su consolidación como núcleo histórico de la provincia de Cádiz.



