Depósitos Romanos
Alcalá de los Gazules
En pleno corazón del Parque Natural de los Alcornocales, Alcalá de los Gazules conserva bajo su casco histórico una de las obras hidráulicas más singulares de la antigua Baetica. Los conocidos Depósitos Romanos (una compleja red subterránea de cisternas) permanecen como testimonio del dominio que Roma ejerció sobre el agua, un recurso fundamental en esta zona de clima irregular.
Ingeniería hidráulica del siglo I d.C.
La construcción de estos depósitos se sitúa entre los siglos I y II d.C., momento en que la población necesitaba un suministro estable de agua potable. Los ingenieros romanos diseñaron un sistema de cámaras abovedadas, parcialmente excavadas en la roca y revestidas con opus caementicium, el mortero característico que garantizaba la impermeabilidad y la resistencia estructural.
El interior se articula mediante arcos y pilares que dividen el espacio en naves, una solución que favorecía la distribución del agua y permitía tareas de mantenimiento. Este diseño recuerda a otras grandes cisternas del Mediterráneo, pero posee particularidades propias de los asentamientos rurales de la Baetica.
Dimensión religiosa: un ninfeo dedicado a ninfas
Más allá de su función práctica, el complejo tiene un carácter sagrado: en las excavaciones arqueológicas se ha detectado la presencia de una escalinata que subía por la ladera hasta una terraza superior, donde se habría situado un ninfeo dedicado a una ninfa, figura protectora asociada al manantial.
De estructura funcional a hallazgo histórico
Durante siglos, los depósitos quedaron ocultos o integrados en la vida cotidiana del pueblo. Con el paso del tiempo, fueron reutilizados, adaptados e incluso olvidados, hasta que las investigaciones del siglo XX permitieron documentar su origen romano. El estudio arqueológico reveló su excelente estado de conservación, un hecho excepcional tratándose de una infraestructura hidráulica con casi dos mil años de historia.
Este enclave forma parte del valioso mosaico arqueológico de la provincia de Cádiz, complementando otros espacios emblemáticos como Baelo Claudia, Carteia o las obras hidráulicas de Gades. Alcalá de los Gazules aporta, así, una pieza clave para comprender cómo incluso las pequeñas ciudades desempeñaron un papel fundamental en la red hidráulica del Imperio.
