Conjunto Histórico Castellar de la Frontera

En el Corazón de la RUTA DEL TORO Cádiz

En construcción. Disculpen las molestias!

Castellar de la Frontera: La fortaleza que mira al tiempo

En el corazón del Parque Natural de Los Alcornocales, sobre una colina que domina el valle del Guadiaro y la bahía de Algeciras, se alza Castellar de la Frontera, una joya medieval de la provincia de Cádiz. Su casco antiguo, declarado Conjunto Histórico en 1963, es un ejemplo excepcional de villa fortificada andaluza que ha sabido conservar intacto su trazado urbano, su carácter fronterizo y su esencia entre la historia y la leyenda.

Una fortaleza en la frontera

Castellar nació como tantas otras poblaciones andaluzas: al amparo de una fortaleza. Su origen se remonta al periodo andalusí, cuando las continuas disputas entre reinos cristianos y musulmanes obligaron a fortificar los puntos estratégicos. Desde el siglo XIII, su castillo fue un enclave defensivo clave dentro del Reino de Granada, y más tarde, tras la conquista castellana, mantuvo su papel militar como baluarte fronterizo frente al vecino Reino de Gibraltar.

Las murallas de Castellar, sólidas y silenciosas, rodean por completo el caserío. A través de su única puerta de acceso, el visitante traspasa el umbral del tiempo. Dentro, un laberinto de calles estrechas y empedradas, de casas encaladas con tejas rojizas y flores que asoman por los balcones, invita a caminar sin prisa. Cada rincón parece contar una historia de convivencia entre culturas, de resistencia y de adaptación.

Un pueblo dentro de un castillo

Lo que distingue a Castellar de la Frontera de otros pueblos fortificados es que el casco antiguo se encuentra íntegramente dentro del recinto amurallado. El castillo, de origen musulmán y reformado durante la Edad Media, alberga hoy un pequeño pueblo que parece suspendido entre siglos. En su interior se conservan los restos de la antigua alcazaba y varias torres defensivas, junto a viviendas tradicionales adaptadas a la pendiente del terreno.

Tras la despoblación progresiva del recinto amurallado en el siglo XX —cuando sus habitantes fueron trasladados a la nueva localidad de Nuevo Castellar, en el llano—, el viejo castillo quedó casi abandonado. Sin embargo, a partir de los años setenta, un movimiento de recuperación patrimonial y artística devolvió la vida al recinto. Hoy, sus calles acogen talleres de artesanos, alojamientos rurales y una atmósfera bohemia que combina historia, arte y naturaleza.

Piedra, silencio y paisaje

Desde los adarves del castillo se contempla un paisaje que parece sacado de otra época: los montes de Los Alcornocales, uno de los bosques de alcornoques más extensos de Europa, se extienden hasta perderse en el horizonte. Este entorno natural, unido al trazado urbano y al estado de conservación de su arquitectura, fue determinante para que Castellar recibiera la declaración de Conjunto Histórico-Artístico, reconocimiento que protege tanto su patrimonio material como su valor paisajístico y cultural.


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